Retos presentes y futuros de América Latina: la visión de sus líderes
Diálogos del Centro de Pensamiento
Retos presentes y futuros de América Latina
La visión de sus líderes
Julio 30 de 2024
Entidades organizadoras: Universidad EIA, Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales – CORI, Proantioquia, Cámara de Comercio Aburrá Sur, REF (Executive Forum).
Panelistas: María Bibiana Botero, presidenta de Proantioquia, Guillero Fernández de Soto, presidente del Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales – CORI, Luis Carlos Villegas, Expresidente de ANDI y Exministro de Estado, Andrés Rugeles, Miembro Asociado de la Universidad de Oxford y José Manuel Restrepo, Rector de la Universidad EIA.
Moderador: Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento de la Universidad EIA
Andrés Rugeles, autor del libro que centró la conversación del evento, inició su intervención destacando los desafíos que enfrentará América Latina en los próximos años y décadas. Subrayó la importancia de estar preparados para enfrentar estos desafíos con diagnósticos y respuestas adecuadas desde la política pública. Según Rugeles, solo así se podrá contribuir a la construcción de sociedades más democráticas, prósperas e inclusivas.
Rugeles citó: “El futuro está abierto, todos somos responsables de lo que el futuro nos depare, por lo tanto, nuestro deber no es profetizar el mal, sino todo lo contrario, luchar por un futuro mejor”. Esta visión optimista y proactiva es el punto de partida de su libro, que plantea la pregunta central: “¿Hacia dónde va América Latina?”.
En la elaboración de este proyecto, participaron 106 personalidades cuyas contribuciones reflejan una enorme profundidad intelectual, diversidad geográfica, pluralidad política e ideológica, balance de género y equilibrio generacional. La obra gira en torno a seis ejes fundamentales:
- Pobreza y desigualdad
- Crecimiento y productividad
- Medio ambiente
- Democracia
- Integración regional
- Inserción internacional
El objetivo del libro, según Rugeles, es constituirse como un aporte colectivo para reflexionar sobre América Latina en el presente y el futuro, encontrando respuestas a sus principales desafíos y encaminándola hacia un desarrollo sostenible, una integración regional efectiva y una inserción internacional adecuada.
Rugeles enfatizó que América Latina debe pavimentar su propio destino, lo que él denomina el «Latin American Way». En su análisis, describió el escenario actual como un torbellino sin fin, donde la incertidumbre se ha convertido en la nueva normalidad. Citó al exministro inglés Gordon Brown, quien se refiere a esta situación como una «permacrisis», caracterizada por un periodo extendido de inestabilidad e inseguridad.
Rugeles identificó seis «placas tectónicas» que se están moviendo simultáneamente y que influirán en el futuro de la región:
- Nueva geopolítica y geoeconomía, con nuevos poderes y naciones emergentes.
- Democracias frágiles.
- Triple crisis global: alimentaria, de combustible y financiera.
- Economías con proyecciones poco alentadoras.
- Desafíos en materia de cambio climático y agua.
- Amenazas de armas de destrucción masiva.
Rugeles señaló que América Latina enfrenta estas transformaciones en una posición frágil y dividida, atrapada en diversas trampas de desarrollo (social, productiva, ambiental, institucional y de gobernanza). A lo largo de los años, la región ha perdido importancia relativa en el mundo y la calidad de su inserción internacional se ha deteriorado.
A pesar de estos retos, Rugeles se declaró optimista. Afirmó que América Latina tiene el potencial de convertirse en una «región solución» gracias a sus enormes riquezas naturales, que son codiciadas por otros países y bloques para competir en una economía global, verde y digital.
Para aprovechar este potencial, Rugeles subrayó la necesidad de liderazgos renovados y de construir visiones de largo plazo que promuevan consensos sobre las principales reformas necesarias para asegurar un futuro más próspero e inclusivo. En este sentido, el trabajo realizado en su libro se dirige hacia un norte común con varios objetivos clave:
- Buscar un nuevo contrato social basado en pactos sectoriales y el apego a la democracia.
- Pasar de la ideología a la acción, promoviendo un modelo de desarrollo que priorice la transformación productiva con un enfoque verde, digital e inclusivo (fórmula VDI).
- Implementar acciones climáticas efectivas.
- Enfrentar el desencanto democrático, evitando el surgimiento de autócratas 2.0.
- Promover una integración regional pragmática y libre de ideologías.
- Definir una estrategia de inserción internacional adaptada a las nuevas dinámicas globales.
Rugeles concluyó su intervención destacando la importancia de repensar la democracia en América Latina mediante cinco ejes:
- Construcción de una concepción integral de la democracia.
- Fortalecimiento de la capacidad de los gobiernos para brindar soluciones a los problemas de la población.
- Reforma del sistema político y electoral para fortalecer partidos y congresos y proteger los mecanismos electorales.
- Fomento de la acción conjunta regional y global.
- Actualización de la Carta Democrática Interamericana y negociación de un protocolo adicional para enfrentar nuevas amenazas a la democracia.
Finalmente, enfatizó que la defensa y el fortalecimiento de la democracia en América Latina es un imperativo político, ético y moral. A pesar de las dificultades, llamó a mantener una visión optimista y a conservar el buen estado de las democracias mediante liderazgo y visión de futuro. Destacó que los líderes colombianos tienen la tarea de generar una gran alianza para enfrentar los desafíos inmediatos.
Para los analistas políticos, la región está en un proceso de recesión democrática caracterizado por el surgimiento de gobiernos autoritarios, populismos y polarización. ¿Cómo superar el desencanto con la democracia? ¿Cómo lograr un salto cualitativo basado en buenos liderazgos y buenas políticas públicas?
El exministro Luis Carlos Villegas inició su respuesta señalando que el problema fundamental de la democracia radica en el cansancio de la gente con la percepción de que el estado y los gobiernos no producen resultados. Esta percepción, al ser repetida constantemente, se convierte en realidad.
Villegas comparó esta situación con el sistema de salud en Colombia, que hasta hace dos años estaba desprestigiado. Sin embargo, hoy en día cuenta con un 72% de apoyo popular. Según Villegas, este cambio en la percepción pública se debe a que las críticas constantes lograron que la gente lo defendiera y valorara más. De la misma manera, la democracia sufre de una fatiga provocada por la percepción de que los gobiernos no satisfacen las necesidades de la población.
Villegas destacó que, en América Latina, las ideologías han fracasado repetidamente. Ejemplificó con los casos de Cuba y Argentina, donde la ideología de izquierda no ha cumplido con las expectativas. Además, mencionó el autoritarismo revolucionario en países como Venezuela y Nicaragua, que también ha fracasado.
Una de las mayores amenazas que enfrenta la región, según Villegas, es el crimen organizado, que ha alcanzado niveles alarmantes de prosperidad. En Colombia, por ejemplo, los últimos dos años han visto un crecimiento sin precedentes del crimen organizado. Y para sustentarlo, enumeró varios problemas que están dominados por el crimen organizado en América Latina, como la migración, la minería ilegal, las drogas y el turismo sexual.
Mencionó específicamente la situación en el Darién, donde el Clan del Golfo controla un «peaje» y maneja una especie de agencia de viajes del crimen organizado, movilizando a 500 mil personas a través de esta región.
El exministro Villegas concluyó subrayando que, para superar el desencanto con la democracia, es crucial que los gobiernos empiecen a producir resultados tangibles que respondan a las necesidades y aspiraciones de la población. Esto requerirá no solo buenos liderazgos, sino también la implementación de políticas públicas efectivas que restauren la confianza en el sistema democrático.
¿Cómo llega América Latina a este denominado cambio de época? ¿Es posible que América Latina tenga una sola voz en un momento tan complejo? ¿Qué temas nos deben unir y cuáles deben ser los principios rectores, que usted ha aplicado en su vida diplomática, para una inserción internacional efectiva?
El excanciller Guillermo Fernández De Soto comenzó su intervención precisando el concepto de «cambio de época». Explicó que un cambio de época significa la entrada en una nueva fase histórica que afectará no solo la política y las relaciones internacionales, sino también las formas de gobernar y los mecanismos de producción y pensamiento. Este cambio plantea serios retos para los liderazgos que se necesitan en la región. Destacó que un cambio de época va más allá de un simple cambio de tiempo. Mientras que un cambio de tiempo es comparable al paso de las estaciones, un cambio de época implica una transformación en la estructura del mundo real y rupturas con el pasado.
La convulsión mundial, con su fragilidad, fragmentación y polarización, no es un fenómeno fortuito. Ejemplos de esta convulsión incluyen la situación en Venezuela, la invasión de Rusia a Ucrania y los conflictos entre China y Taiwán. De cara al futuro, es probable que surjan enfrentamientos entre dos o más concepciones diferentes y, en ocasiones, opuestas.
América Latina afronta este cambio de época desde una posición frágil y dividida, atrapada en trampas de desarrollo en áreas sociales, productivas, económicas, ambientales e institucionales. La región ha perdido relevancia en el mundo, reflejándose en su limitada participación en flujos mundiales de comercio e inversión, poca incidencia en debates globales, y contribuciones casi inexistentes en innovación y ciencia.
De Soto señaló los siguientes desafíos Internos:
- Pobre desempeño económico durante tres décadas.
- Efectos destructivos de la pandemia de COVID-19.
- Más de 180 millones de personas sin ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, de las cuales 70 millones no pueden adquirir una canasta básica de alimentos.
- Un aparato productivo anclado en el pasado y enfocado en bienes de bajo valor agregado.
- Débil comercio interregional y casi inexistente integración entre los países de la región.
Sin embargo, señaló que a pesar de estos desafíos, coincide con Andrés Rugeles en que América Latina puede ser una «región solución» gracias a sus enormes riquezas naturales y recursos. La región tiene un papel crucial en la generación de empleo, energías limpias y producción de alimentos. La Amazonía, por ejemplo, absorbe una cuarta parte del CO2 del planeta y la matriz eléctrica de la región es una de las más limpias, con un 61% de fuentes renovables. América Latina posee reservas importantes de minerales esenciales para la transición energética, como litio, cobre y plata. Además, es un gran proveedor de alimentos.
El excanciller enfatizó que no se puede hablar de cambio climático sin incluir a América Latina, ya que es el «pulmón» del planeta y parte integral de la solución. La región tiene el potencial y los recursos para ofrecer al mundo lo que otros países y bloques necesitan para competir en una economía global y digital.
¿Cuáles son los principales retos de la transformación productiva de América? ¿Qué rol debe cumplir el sector privado afrentar este reto? ¿Cuáles deben ser los ejes rectores de la colaboración público – privado para promover un desarrollo Verde, Digital e Incluyente (V+D+I)?
María Bibiana Botero, Presidenta de Proantioquia, subrayó la responsabilidad compartida de salir en defensa de la democracia. Reconoció que, aunque imperfecta, la democracia ha sido fundamental para generar progreso en todos los indicadores sociales de la región. Botero insistió en la necesidad de proteger este arreglo institucional, especialmente porque las nuevas generaciones no han conocido otros regímenes y necesitan entender los beneficios de vivir en una democracia.
Uno de los principales retos que identificó fue la necesidad de superar el debate estéril sobre si es necesario distribuir para crecer o crecer para distribuir. Botero argumentó que es esencial crecer la torta económica para tener algo que distribuir, pues de lo contrario, solo se repartirá pobreza. En este contexto, delineó tres grandes desafíos para la transformación productiva de América Latina.
El primer desafío es incrementar la productividad. Botero señaló que la región no puede seguir dependiendo exclusivamente de sus recursos naturales y debe enfocarse en la innovación, la tecnología y la ciencia para avanzar.
El segundo desafío es abordar las crecientes brechas sociales exacerbadas por la pandemia. Actualmente, el 10% más rico de América Latina acumula el 54% de los ingresos totales, una inequidad que requiere un enfoque multisistémico. Para Botero, la clave está en generar más riqueza para impulsar el desarrollo y apropiarse de un discurso de agencia social. Subrayó que la agenda social no debe tener una ideología, y es un error ver el discurso social y el empresarial como contradictorios. El sector privado debe ser parte de la solución a los problemas públicos.
El tercer desafío es el cambio climático, el cual representa una oportunidad significativa para América Latina. Botero mencionó que la transición hacia una economía verde podría aumentar los empleos en la región en un 10.5% para 2030.
Finalmente, Botero habló del rol del Estado y el sector privado en este proceso. En su visión, el Estado debe establecer las reglas del juego, mientras que el sector privado debe centrarse en la generación de riqueza y empleo. También destacó la importancia de que el sector privado invierta en economías digitales, en el nearshoring (deslocalización cercana) y en un compromiso firme con la financiación sustentable.
¿Cómo lograr un crecimiento alto, sostenible e incluyente para salir de la trampa de los ingresos medios? ¿Cómo abordar esto?
El rector de la Universidad EIA y exministro de estado, José Manuel Restrepo, comenzó destacando un reciente estudio de la CEPAL que revela cómo las economías de América Latina han estado atrapadas en una trampa de bajos ingresos durante los últimos años. Con un crecimiento promedio del 0.9% entre 2014 y 2024, la situación es incluso peor que durante la «década perdida» de los años ochenta, cuando la región crecía a un ritmo del 2%. Esta trampa ha afectado a 650 millones de ciudadanos y, sin acciones urgentes, la situación solo empeorará debido a los desafíos futuros.
Para ilustrar los problemas estructurales de la región, mencionó que uno de los mayores desafíos es la Cuarta Revolución Industrial. Sin una participación activa en esta transformación, América Latina corre el riesgo de quedarse rezagada. Insistió en que no basta con hacer diagnósticos; es esencial reconocer y enfrentar los problemas estructurales que impiden el crecimiento.
Uno de estos problemas es la baja productividad. Señaló que, en economías desarrolladas, dos tercios del crecimiento provienen de aumentos en la productividad, mientras que en América Latina, dos tercios del crecimiento dependen de factores productivos, como la mano de obra, y solo un tercio de la productividad. Este desequilibrio es insostenible a largo plazo. La región debe enfocarse en mejorar la productividad interna de las empresas, algo que María Bibiana Botero también destacó como crucial para el sector privado.
La informalidad es otro gran obstáculo. Con millones de micro negocios operando en la informalidad y una alta dependencia del efectivo, la región enfrenta serios problemas de corrupción e improductividad. El exministro subrayó la necesidad de formalizar tanto el trabajo como las transacciones financieras para mejorar la eficiencia económica.
Los problemas institucionales y burocráticos también limitan el crecimiento. La excesiva cantidad de trámites para obtener licencias, crear y cerrar empresas, es una barrera significativa. Al respecto, mencionó la propuesta del ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo para acelerar estos procesos, una iniciativa que considera esencial para mejorar la productividad y competitividad de la región.
El aislamiento del comercio internacional es otro desafío crítico. Pocos países de la región, como Chile y Perú, han logrado integrarse efectivamente en la economía global. Para ser competitivos, es crucial que América Latina se abra más al comercio y a la inversión internacionales.
Además de estos problemas estructurales, resaltó los desafíos sociales como la pobreza y la inequidad. La región debe generar riqueza antes de poder distribuirla de manera efectiva. Superar el falso dilema de «crecer o distribuir» es esencial; ambos objetivos deben perseguirse simultáneamente para construir una sociedad más equitativa.
Para abordar estos desafíos, propuso un enfoque detallado:
- Mejorar la productividad a través de la inversión en innovación y tecnología.
- Aumentar la competitividad mediante una mayor integración en el comercio y la inversión internacionales.
- Formalizar la economía, reduciendo la informalidad laboral y financiera.
- Simplificar los trámites burocráticos y combatir la corrupción.
- Fomentar la unidad y el liderazgo entre distintos actores de la sociedad para trabajar en equipo hacia objetivos comunes.
Finalmente, el rector hizo un llamado a una revolución cultural que valore el mérito y el esfuerzo. Criticó lo que denominó la «tiranía de la mediocridad» y abogó por recompensar a quienes trabajan arduamente y son responsables. Subrayó que la innovación y el emprendimiento deben surgir del sector privado, no del Estado, destacando la importancia de un entorno donde la libertad y las oportunidades sean accesibles para todos.
Concluyó enfatizando la necesidad de liderazgo, institucionalidad y cooperación, junto con una dosis de esperanza y unidad, para construir una sociedad más próspera y equitativa.
¿Cómo estamos aprovechando o intentando aprovechar desde Antioquia el nearshoring, que trae consigo enormes oportunidades para la región, el país y nuestro departamento?
María Bibiana Botero abordó la cuestión del nearshoring explicando su esencia: esta estrategia, revitalizada tras la pandemia, consiste en que las empresas trasladen sus operaciones cerca de su consumidor final o de su principal centro de operaciones. Esto se hace por razones logísticas, de idioma y de zona horaria, facilitando el intercambio de bienes y servicios.
Botero destacó cómo Antioquia, a través de varias instituciones, ha comenzado a proyectar su futuro en este contexto. Instituciones como EAFIT, Comfama, Proantioquia y Breakthrough han unido fuerzas en un esfuerzo colaborativo llamado «Antioquia Emergente». Este proyecto no pretende definir el futuro de la región de manera unilateral, sino iniciar una conversación inclusiva sobre su desarrollo.
En este ejercicio, se han identificado fenómenos ya existentes en la región, como la floreciente industria musical, el turismo en expansión y la llegada de nómadas digitales. Estos fenómenos no fueron creados por las instituciones, sino que ya estaban ocurriendo y al reconocerlos, las instituciones han podido influir en los planes de desarrollo tanto de Medellín como de Antioquia para aprovechar mejor estas oportunidades.
María Bibiana Botero señaló que «Antioquia Emergente» ha revelado dos grandes fortalezas de la región:
- Industrias Creativas en Medellín. La ciudad se destaca en industrias creativas que incluyen el turismo y la música. Este sector ofrece un potencial significativo para el crecimiento y la innovación.
- Agroindustria en Antioquia. La región también tiene una ventaja en agroindustrias especializadas en nichos específicos, lo que le permite competir en mercados internacionales.
Para aprovechar el nearshoring, Antioquia ha desarrollado varias estrategias. Una de ellas es la creación de una Unidad de Internacionalización, que busca proyectar las empresas antioqueñasa los mercados internacionales. Esta unidad trabaja para que Antioquia se convierta en «el México de México», replicando cómo México se ha convertido en un centro clave para las operaciones de Estados Unidos.
Además, Antioquia se está enfocando en atraer inversión extranjera directa y en la relocalización de proveedores. Estas iniciativas no solo traerán beneficios fiscales, sino que también aumentarán las exportaciones, beneficiando a la economía regional.
Botero subrayó que para capitalizar las oportunidades del nearshoring, Antioquia y América Latina deben prepararse en varias áreas:
- Infraestructura: Mejorar aeropuertos, puertos y vías férreas es fundamental. La salida al mar por Urabá es un ejemplo concreto de avance en este aspecto.
- Capital Humano: Es esencial alinear el capital humano con las necesidades de los empresarios, asegurando que la región cuente con la formación y habilidades necesarias.
- Ciencia, Tecnología e Innovación: Invertir en estas áreas es crucial para transformar la economía tradicional y adaptarla a las nuevas demandas globales.
- Regulación y Simplificación de Trámites: La simplificación de la regulación y la agilización de los trámites son esenciales para facilitar el comercio y la inversión.
- Alianzas Estratégicas y Promoción: Fomentar alianzas estratégicas y promover el territorio son pasos clave para atraer inversión y mejorar la competitividad.
Concluyó afirmando que América Latina tiene lo que el mundo necesita, y Antioquia tiene lo que México necesita. Con esfuerzos coordinados y estratégicos, la región está bien posicionada para capitalizar las oportunidades que ofrece el nearshoring, impulsando su desarrollo económico y social de manera significativa.
¿Es posible hablar de una vía latinoamericana del desarrollo en un momento de tanta interdependencia global como la que tenemos?
José Manuel Restrepo, respondió con optimismo, afirmando que sí es posible pensar en una vía latinoamericana del desarrollo, pero subrayó que esto requiere cumplir varias condiciones esenciales.
Para comenzar, Restrepo destacó tres activos poderosos que América Latina posee:
- Biodiversidad: Un recurso invaluable que se relaciona directamente con las oportunidades en energías renovables y desarrollo sostenible.
- Culturas Diversas pero Unidas: La región comparte troncos culturales comunes que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, ni siquiera en Europa.
- Talento Humano: América Latina cuenta con personas trabajadoras, responsables y emprendedoras, lo cual es un activo clave para cualquier estrategia de desarrollo.
Para detonar estos activos, Restrepo sugirió superar ciertas lógicas y mentalidades que han frenado el progreso en la región. Primero, es esencial superar la lógica de la polarización. En lugar de quedarse en una u otra orilla del debate, es crucial recorrer el puente y encontrar propósitos comunes, como la equidad, el crecimiento y las oportunidades.
También es fundamental superar la lógica del parche, una práctica común en la región donde se abordan los problemas estructurales de manera fragmentada y sin visión de largo plazo. Restrepo abogó por ambicionar metas más altas, como crecer al 5% o 6%, en lugar de conformarse con metas modestas que perpetúan la mediocridad.
Para avanzar, es necesario un trabajo en equipo. Restrepo acuñó el término «despetrificarse», refiriéndose a la necesidad de deshacerse de políticas rígidas y trabajar en colaboración con el sector privado, que es el motor de la producción y la innovación. Enfatizó que es crucial reducir la ideología y aumentar el pragmatismo, centrarse menos en el populismo y más en acciones concretas que impulsen el desarrollo.
Un ejemplo concreto es la transición energética. Restrepo criticó la decisión de eliminar nuevos contratos de exploración de gas y petróleo, argumentando que estas medidas ideológicas pueden tener un impacto negativo significativo en la economía. Subrayó la importancia de abordar la transición energética con sensatez y pragmatismo, sin sacrificar sectores vitales de la economía que contribuyen sustancialmente al PIB, los ingresos tributarios y las exportaciones.
Finalmente, Restrepo enfatizó la importancia de no dejar a nadie atrás. La inclusión y la equidad deben ser pilares fundamentales del desarrollo, logrados a través de una educación de calidad, acceso a la salud, nutrición adecuada y financiamiento accesible. Criticó prácticas como el gota a gota y el paga diario, que perjudican a las comunidades más vulnerables, y abogó por crear oportunidades basadas en la libertad y la igualdad de permisos.
Concluyó su intervención citando a Miguel de Unamuno: «Quien no aspira a más, llegará a no ser nada». Restrepo hizo un llamado a abandonar la mediocridad y a aspirar a grandes metas, ya que solo así América Latina podrá competir globalmente y evitar el rezago.
¿Cuáles son las cualidades que se requieren hoy en los liderazgos emergentes para construir un futuro más próspero en democracia, en desarrollo y en justicia social, precisamente para que nadie se quede atrás?
Guillermo Fernández de Soto comenzó enfatizando la necesidad de nuevos liderazgos renovados no solo en Colombia o América Latina, sino en todo el mundo. Señaló que estos nuevos liderazgos son esenciales para tener una visión integral del mundo, tomar decisiones audaces y pensar a largo plazo, en lugar de quedarse atrapados en la inmediatez del corto plazo. Citó al exsecretario de Estado Henry Kissinger, quien a los 100 años publicó un libro sobre el liderazgo, definiendo las cualidades de un buen líder y ofreciendo claves sobre los desafíos futuros.
Kissinger mencionó que, aunque no podemos elegir nuestras circunstancias externas, siempre podemos elegir cómo respondemos a ellas. La época actual, según él, se encuentra desorientada porque carece de una visión moral y estratégica. Los líderes deben guiar e inspirar a su gente, basándose en principios firmes y una capacidad de innovación.
Fernández de Soto también mencionó a Luis Alberto Moreno, quien en su libro «Vamos» planteó siete ideas audaces para una América Latina más próspera, equitativa, justa y feliz. Moreno hizo una semblanza de seis dirigentes latinoamericanos que mostraron una fuerte convicción en la democracia, la creación de instituciones independientes y un capitalismo con conciencia social. Estos líderes compartían una visión de largo plazo y comprendían que los resultados políticos no siempre se cosechan inmediatamente.
Características comunes de los líderes:
- Visión de Largo Plazo: Comprender que los resultados no siempre se ven de inmediato, pero trabajar con un enfoque a futuro.
- Pragmatismo: Actuar con pragmatismo es fundamental para tomar decisiones audaces y necesarias.
- Construcción de Consensos: Trabajar con una gran variedad de personas, valorando la experiencia y los matices.
- Capacidad de Innovar: Estar abiertos a nuevas ideas y enfoques para resolver problemas complejos.
- Carácter y Convicción: Tener la firmeza de carácter y la convicción para tomar decisiones difíciles, incluso si son impopulares en el corto plazo.
- Resiliencia en Tiempos de Crisis: Los líderes se miden en tiempos de crisis, son aquellos que en medio de la tormenta logran llegar a buen puerto sin dejarse abrumar.
También destacó que los líderes deben ser transformadores, escuchar y dialogar, tomar decisiones, corregir el rumbo cuando sea necesario y, sobre todo, asumir responsabilidades. Además, subrayó la importancia de que las nuevas generaciones asuman desde jóvenes los retos que el presente les depara. Les hizo un llamado a soñar, pensar y construir el país que desean, cumpliendo con sus objetivos de vida y entendiendo que el futuro ya ha llegado.
Dirigiéndose a la juventud de la universidad, los animó a cumplir su rol con responsabilidad, a soñar y a contribuir activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Según él, el futuro les ha llegado sin demora, y deben alimentarlo con sus ideas y acciones.
¿Qué debemos y podemos hacer para reactivar los mecanismos regionales de integración en América Latina con pragmatismo, considerando los actuales niveles de ideologización, polarización y fragmentación regional?
Luis Carlos Villegas enfatizó que la clave para avanzar en una visión global conjunta de la economía latinoamericana radica en la geopolítica. Explicó que durante la mayor parte del siglo XX, salvo algunas excepciones durante la Guerra Fría, América Latina fue geopolíticamente intrascendente. La región fue notable por el tráfico de drogas, el petróleo y la frontera con México. Brasil, debido a su tamaño, también atrajo cierta atención cuando decidió no pagar su deuda en los años ochenta, lo que obligó al mundo a voltear la mirada hacia la región. Sin embargo, Villegas argumentó que América Latina no ha sido una fuerza geopolítica significativa, a pesar de tener todos los elementos necesarios para serlo: energía, agua, oxígeno y una ubicación estratégica.
Villegas expresó su preocupación por el riesgo de que la región se convierta en un escenario geopolítico por razones incorrectas, utilizando Venezuela como ejemplo. Subrayó que el apoyo de China, Rusia e Irán a Maduro es una señal de alerta sobre hasta dónde están dispuestos estos países a llegar para salvaguardar sus intereses, incluso usando la fuerza. Esto incluye asegurar un flujo suficiente de petróleo, tierras raras y alimentos. La intervención geopolítica en Venezuela podría arrastrar a toda la región en un conflicto entre China y Rusia contra Estados Unidos, con potenciales repercusiones violentas internas y externas, especialmente hacia Colombia y Guyana.
Para evitar ser arrastrados por la geopolítica, Villegas propuso que América Latina debe participar activamente en la geopolítica mundial. Esta participación debe centrarse en la lucha por la hegemonía del poder que permita acceso a fuentes económicas de prosperidad y, sobre todo, de seguridad y estabilidad.
Villegas identificó tres pobrezas que enfrenta la región:
- Pobreza Económica:Villegas describió esta pobreza como una falta de crecimiento y desarrollo sostenibles. América Latina no ha logrado establecer un camino sólido hacia el progreso económico, y muchos países siguen enfrentando serias dificultades para mantener un crecimiento consistente que beneficie a toda su población.
- Pobreza Demográfica:Otro gran desafío es la transición demográfica. América Latina está pasando de ser una región joven a una región envejecida, y esto se agrava con la significativa emigración de personas jóvenes. Villegas ilustró este punto con un dato alarmante: en una empresa de la cual participa, como miembro de la Junta Directiva, uno de cada cuatro empleados que renunciaron recientemente lo hizo para emigrar del país. Esta migración silenciosa, especialmente de personas entre 25 y 30 años, está vaciando la región de su talento y juventud, afectando su capacidad de innovar y crecer.
- Pobreza Institucional:Finalmente, Villegas señaló la pobreza institucional como una barrera crítica para el desarrollo. La incapacidad de los gobiernos para pensar y actuar más allá del corto plazo impide la implementación de políticas de largo alcance necesarias para la integración regional. Los ciclos políticos de 4 a 6 años no son suficientes para realizar transformaciones profundas y duraderas. Esta falta de visión a largo plazo resulta en la defensa de pequeños intereses nacionales en lugar de adoptar políticas integradoras y de gran escala que beneficien a toda la región.
La defensa de pequeños intereses nacionales y la falta de grandes políticas integradoras son barreras importantes para la integración. Sugirió que, sin un compromiso real y una visión a largo plazo, cualquier intento de integración sería meramente burocrático, generando más costos fiscales y decepciones.
Conclusión:
El evento subrayó los desafíos y oportunidades que América Latina enfrentará en los próximos años y décadas, enfatizando la necesidad de estar preparados con diagnósticos y respuestas adecuadas desde la política pública. El mensaje central fue que «el futuro está abierto y todos somos responsables de lo que nos depare», alentando a luchar por un futuro mejor en lugar de profetizar el mal.
La discusión giró en torno al libro que plantea la pregunta «¿Hacia dónde va América Latina?» y el evento concluyó que América Latina debe pavimentar su propio destino, denominado el «Latin American Way». A pesar de un contexto de incertidumbre y una posición frágil y dividida, la región tiene el potencial de convertirse en una «región solución» gracias a sus enormes riquezas naturales.
Se destacó la necesidad de liderazgos renovados y visiones a largo plazo que promuevan consensos sobre las reformas necesarias para un futuro más próspero e inclusivo. Los objetivos clave incluyen un nuevo contrato social basado en pactos sectoriales y apego a la democracia, acciones concretas para una transformación productiva verde, digital e inclusiva (fórmula VDI), implementar acciones climáticas efectivas, enfrentar el desencanto democrático y evitar el surgimiento de autócratas, promover una integración regional pragmática, y definir una estrategia de inserción internacional adaptada a las nuevas dinámicas globales.
La defensa y fortalecimiento de la democracia en América Latina se consideró un imperativo político, ético y moral. A pesar de las dificultades, se llamó a mantener una visión optimista y a conservar el buen estado de las democracias mediante liderazgo y visión de futuro.
En conclusión, el evento resaltó la importancia de la acción colectiva y el liderazgo renovado para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de América Latina, subrayando la necesidad de una visión de largo plazo, la inclusión y la colaboración entre todos los sectores de la sociedad.